SANT JORDI 2003 - TEXTOS GUANYADORS

Premi Narrativa castellana Batxillerat
Autora: Georgina Llanas (1r Batx)
Cuento del dinosaurio
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Se había quedado dormido en plena aventura y creía
haberlo matado, pero seguramente había estado soñando.
Cuando se sintió anímicamente
preparado, repasó la situación una y otra vez y
se tomó su tiempo para idear un buen plan de ataque. Menuda
suerte: había caído en un agujero lo suficientemente
profundo como para que el dinosaurio no pudiera alcanzarlo con
su largo cuello. Sin duda, una muy buena situación para
descansar a cubierto, pero ahora debía trepar si quería
ganar al enorme enemigo.
El animal le esperaba impaciente en la
superfície y rodeaba el agujero con repetitivos movimientos.
Le observó durante unos minutos y luego ensayó mentalmente
su ataque, considerando posibles reacciones y problemas que de
imprevisto le pudieran surgir y perjudicarle. Descartó
todas las estrategias que anteriormente había utilizado
para enfrentarse al rápido saurio y se esforzó en
encontrar el plan perfecto. Llevaba toda la noche intentándolo
y a estas horas estaba agotado.
Ya lo tenía. El dinosaurio daba
tres vueltas alrededor del agujero antes de introducir su voluminosa
cabeza hasta que el cuello se lo impedía. Luego volvía
a salir y repetía su recorrido. Debía subir por
la izquierda en el tiempo en que el animal daba dos de sus vueltas
y con el tiempo en que realizaba la tercera debía darse
impulso y saltar hacia fuera. Para trepar se ayudaría de
la cuerda que llevaba en su mochila, que era la última,
pero no tenía otra opción ya que tan sólo
le quedaba esa oportunidad. Quería ganar.
Cuando tuvo la cuerda atada y todos sus
sentidos dispuestos al futuro acontecimiento, comprobó
la munición de la que disponía y la organizó
en su cinturón de combate. Se aseguró también
de que su hermano no le molestara. No lo haría, estaba
dormido. Contó varias veces las vueltas que daba el dinosaurio,
antes de pasar a la acción. El pánico le invadía
pero todavía más ese deseo de destruir a su feroz
enemigo.
Decidido y muy concentrado, empezó
a subir por la cuerda sin perder de vista en ningún momento
la monstruosa silueta. Se sentía confiado, pues todavía
tenía tiempo. A la tercera vuelta del animal, cogió
impulso y hábilmente logró subirse a su cola. Triunfador,
dominaba la situación con suma indiferencia.
Puede que fuera un exceso de confianza
o quizás la voz de su hermano lo que hizo que su aterrizaje
en el suelo fueran tan desafortunado: falló todos sus disparos
y perdió el equilibrio al pisar unos troncos. El adorable
hermanito se divertía empujándole mientras se carcajeaba.
El dinosaurio, que continuaba su monótono itinerario, dirigió
su gigante cabeza al agujero pero detectó a su presa en
frente y no se desvió.
Su madre, que se había alertado
por el ruido, entró en la habitación dándole
gritos al niño y quejándose de la hora que era.
En menos de un segundo sólo podía
visualizar el interior de la garganta del reptil. Se dio cuenta
de que había perdido el control. Las teclas no le respondían.
La pantalla se oscureció de repente. Game Over.